MUERE JOE KUBERT
Después de las lecturas dominicales del Tarzan de Russ Manning buscando una nuevas versiones me encontré con las magnificas adaptaciones que del origen del hombre mono hizo este gran artista que acaba de fallecer, eran los setentas y encontrarme con esta nueva línea fue todo un descubrimiento.
Joe Kubert, era un dibujante norteamericano de origen Polaco y comenzó a trabajar como asistente cuando apenas tenia 12 años. A los 16 ya publico su primer trabajo profesional, llegando a ser una de los creadores más importantes de su generación, tanto por su abundante trabajo, como por sus labores editoriales y la fundación de su famosa escuela de historieta, la Kubert Comic School, que ha sido la base de muchos de los grandes autores actuales.
Al comienzo de su carrera Kubert trabajara para diferentes casas editorial norteamericanas desde DC, pasando por Fiction House, Lev Gleason, Marvel, Harvey o St Johns, de la que fue director durante un tiempo, en esta empresa creará Tor uno de sus personajes más populares, la historia de un hombre que vive en la tierra de hace un 1'000.000 de años, de los que conservo sus derechos para crear aventuras periódicamente.
En los cincuentas con la implementación de Comics Code, nuestro dibujante se va a trabajar en exclusividad con DC, la que se puede considerar la época más clásica con trabajos como Hawkman, pero también convirtiéndose en una pieza indispensable de la línea de guerra, con trabajos como: Sgt Rock, GI Combat y The Haunted Tank. Más adelante, a mediados de los años 60, cocreó con Kanigher otros dos de sus personajes más representativos, Enemy Ace y El Soldado Desconocido, y publicó una tira de prensa, Tales of the Green Berets con guiones de Robin Moore. Estas historias se destacadan por el posicionamiento antibélico de las mismas precisamente al tiempo que Estados Unidos mantenía una guerra en Vietnam. Desde 1972 a 1975 fue autor de una colección centrada en Tarzán, el personaje creado por Edgar Rice Burroughs. Al terminar este trabajo, Kubert fundó su hoy famosa escuela con sede en Dover, New Jersey.
En los primeros años 90, Kubert retornó como autor al mundo de las viñetas, casi siempre en proyectos de carácter relativamente adulto, como es el caso de Abraham Stone (1991), Yossel (2003) y Gánster judío (2005). En estas historias, ambientadas en el Nueva York de su infancia y juventud o en la Polonia de sus padres se evidenciaba un fuerte componente autobiográfico pasado por el filtro de la ficción. En "Fax from Sarajevo" (1996), Kubert ponía sobre el papel las vivencias de su amigo y antiguo editor Ervin Rustemagić, atrapado durante más de 2 años en el Sarajevo asediado por los serbios. Además de estas obras de carácter más personal, Kubert volvió a dibujar las facciones de su emblemático St Rock, en proyectos puntuales en 2003, 2006 y 2009, y recuperó a Tor en una miniserie en 2008. También fue destacable la labor de Kubert desde mediados de los años 2000 en la revista militar gubernamental PS Magazine, una labor de la que se ocupó durante mucho tiempo, décadas atrás, Will Eisner.
A lo largo de su vida, Kubert recibió premios Eisner y Harvey, premios de la National Cartoonists Society, y había entrado a formar parte del Jack Kirby Hall of Fame y el Will Eisner Comic Book Hall of Fame.
Kubert fue durante toda su vida un gran amante del deporte, un hombre de familia y nunca perdió su toque distintivo en el uso del pincel. Sin duda será echado de menos como persona y como representante de una época del cómic americano, aunque puede afirmarse que nunca abandonó el negocio, trató de no estancarse y, prácticamente, murió con las botas puestas.
Además, el legado de Kubert se perpetúa en dos de sus hijos, Adam y Andy Kubert, también dibujantes.
Al comienzo de su carrera Kubert trabajara para diferentes casas editorial norteamericanas desde DC, pasando por Fiction House, Lev Gleason, Marvel, Harvey o St Johns, de la que fue director durante un tiempo, en esta empresa creará Tor uno de sus personajes más populares, la historia de un hombre que vive en la tierra de hace un 1'000.000 de años, de los que conservo sus derechos para crear aventuras periódicamente.
En los cincuentas con la implementación de Comics Code, nuestro dibujante se va a trabajar en exclusividad con DC, la que se puede considerar la época más clásica con trabajos como Hawkman, pero también convirtiéndose en una pieza indispensable de la línea de guerra, con trabajos como: Sgt Rock, GI Combat y The Haunted Tank. Más adelante, a mediados de los años 60, cocreó con Kanigher otros dos de sus personajes más representativos, Enemy Ace y El Soldado Desconocido, y publicó una tira de prensa, Tales of the Green Berets con guiones de Robin Moore. Estas historias se destacadan por el posicionamiento antibélico de las mismas precisamente al tiempo que Estados Unidos mantenía una guerra en Vietnam. Desde 1972 a 1975 fue autor de una colección centrada en Tarzán, el personaje creado por Edgar Rice Burroughs. Al terminar este trabajo, Kubert fundó su hoy famosa escuela con sede en Dover, New Jersey.
En los primeros años 90, Kubert retornó como autor al mundo de las viñetas, casi siempre en proyectos de carácter relativamente adulto, como es el caso de Abraham Stone (1991), Yossel (2003) y Gánster judío (2005). En estas historias, ambientadas en el Nueva York de su infancia y juventud o en la Polonia de sus padres se evidenciaba un fuerte componente autobiográfico pasado por el filtro de la ficción. En "Fax from Sarajevo" (1996), Kubert ponía sobre el papel las vivencias de su amigo y antiguo editor Ervin Rustemagić, atrapado durante más de 2 años en el Sarajevo asediado por los serbios. Además de estas obras de carácter más personal, Kubert volvió a dibujar las facciones de su emblemático St Rock, en proyectos puntuales en 2003, 2006 y 2009, y recuperó a Tor en una miniserie en 2008. También fue destacable la labor de Kubert desde mediados de los años 2000 en la revista militar gubernamental PS Magazine, una labor de la que se ocupó durante mucho tiempo, décadas atrás, Will Eisner.
A lo largo de su vida, Kubert recibió premios Eisner y Harvey, premios de la National Cartoonists Society, y había entrado a formar parte del Jack Kirby Hall of Fame y el Will Eisner Comic Book Hall of Fame.
Kubert fue durante toda su vida un gran amante del deporte, un hombre de familia y nunca perdió su toque distintivo en el uso del pincel. Sin duda será echado de menos como persona y como representante de una época del cómic americano, aunque puede afirmarse que nunca abandonó el negocio, trató de no estancarse y, prácticamente, murió con las botas puestas.
Además, el legado de Kubert se perpetúa en dos de sus hijos, Adam y Andy Kubert, también dibujantes.
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